Prender el fuego

Ha llegado el momento, que pareciera que es clave.

Porque el secreto de un buen asador no esta solo en saber elegir los cortes de carnes, sino en el fuego y especialmente en las brasas.

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Es que las brasas permiten una cocción lenta para preservar los jugos de la carne, sin resecarla ni quemarla.

No vamos a comentar sobre el origen del fuego… pero vamos a permitirnos decir si no habrá sido un argentino el que lo descubrió … porque no hay en el mundo quien maneje el fuego como el que vive en este país.

En el campo, en una azotea, en un club, en un quincho, cada asador sabe administrar la equilibrada relación entre él, el fuego y la carne.

Veamos en que momento prender el fuego. Ya habremos definido más o menos en que horario tendremos que llevar el asado a la mesa.

 

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A partir de esa hora, y siendo que ya dijimos que la cocción no tiene porque llevarnos mucho más de hora y media, tengamos en cuenta que llegar a tener las brasas listas para poner las tiras de asado, es decir “prender el fuego” nos demandara no más de media hora.

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Total, estamos en que desde el horario fijado para “llevar el asado a la mesa”, debemos prever alrededor de dos horas, como horario para el inicio de prender el fuego. Recordar que hemos decidido el uso de carbón y esos son los tiempos para ese tipo de combustible.

Ya tenemos la parrilla limpia. Entonces vamos en busca de la bolsa de carbón; las maderas o “leñitas”; recurrimos a algunos de los utensilios.

La carne ya salada estará en tiempo de espera.

Dejamos en el olvido, las primeras veces que intentamos transformar el carbón en brasa. Que habremos tropezado con que el carbón estaba mojado; los diarios húmedos; que nos retaceaban el alcohol.

Encender el fuego es casi como resolver una ecuación. Hay múltiples formas y casi todas llegan al resultado.

Pero no está fuera de lugar recordar algunos de los procedimientos para que la llama gane fuerza y sorprenda al curioso que se acerca a opinar. Es que siempre cuando te ponés a prender el fuego,  hay un tío o amigo que te sugiere algo.

Traigamos al carbón a la escena. Controlemos que no este húmedo. La humedad, por leve que sea, provocará que el carbón tarde más tiempo en prender.

 

Atención: No olvidarnos de retirarnos el reloj pulsera.

Importante, si bien es sabido no podemos dejar de recordarlo: Cuide que los niños no jueguen alrededor de la parrilla.

 

Si una vez abierta la bolsa se nota que el carbón esta húmedo, se recomienda ponerlo de ser posible en algún lugar donde le de el sol.

Estamos ante una tarea “sucia”. Por más precaución que se tenga, difícilmente podamos obviar “tocar” el carbón con la mano. De allí la importancia de hacerlo con guante.

Es práctico que el carbón lo pasemos de la bolsa a un cajón, lo que facilitará la elección de los trozos.

Aunque no lo digamos, en la tarea de prender el fuego nos viene, por lo menos a los varones, un aire de la niñez de querer jugar con el fuego, y algo de “arquitecto”, porque hemos de preparar el carbón, como si estuviéramos intentado alguna construcción ….

Recordaremos las distintas formas de colocar el carbón y con que “ayudarse” para que prenda.

Tengamos siempre en cuenta –cualquiera sea el método empleado- la necesidad de que se logre circulación de aire, para que permita difundir el fuego, es decir que “no se ahogue”.

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Si el espacio lo permite, es bueno encender el carbón en un extremo de la parrilla, para luego ir esparciendo la braza a medida que sea necesario, guardando siempre una reserva en el extremo.

Desde ya, si Ud ya tiene “el método” para prender el fuego y que “ese no es su problema”, como resulta que este capítulo es algo extenso porque veremos de comentar todos aquellos procedimientos conocidos, puede ser conveniente dejarlo para una lectura posterior  y pasar directamente al tema siguiente.

Prender el carbón sobre la estructura de la parrilla.

Algunos “asadores” deciden prender el fuego, colocando el carbón sobre la parrilla (sin ningún cuidado especial) y encender fuego por debajo, y alimentando el fuego con papel o maderas. Luego acercándole la parrilla si es del tipo móvil hasta que aparecen pequeñas manchas blancas debajo de los carbones, que señalan que los carbones han prendidos.

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Una vez hechas las brasas de esta manera, si la estructura de la parrilla lo permite, se lo voltea para que caigan sobre la losa o habrá que hacerlo retirando las brasas con la palita.

Obviamente esto lleva a una nueva limpieza de la parrilla para retirar la impregnación de carbón que quedo sobre la estructura.

 

Prender el carbón con la ayuda de las pastillas encendedoras.

Asadores, que podemos calificar como “más modernos”, recurren a las “pastillas encendedoras”.

Las encontramos en los supermercados. Las hay del tipo ecológicas (no tienen solvente y sin olores a parafina).

Se apila el carbón, dejando un hueco en su interior y se le tira adentro una pastilla encendedora. Se produce un encendido rápido (pocos segundos). Se las puede encender con un encendedor o un cigarrillo.

 

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Prender el carbón, construyendo la pila y ayudándose para prenderla con maderitas o leñitas y bollos de papel

 

Armar “bollos” no muy prensados de papel y
ponerlos en      el piso de la parrilla.

A partir de ahí, colocar las maderitas, ya sean las compradas (las leñitas) o las que obtengamos del ya mencionado “cajón de frutas”, formando una especie de cuadrado sobre los bollos de papel, trabando entre ellas las maderitas.

Sin apuro, con paciencia y prolijo.

Encender el papel, esperar que prendan las maderas y antes que el fuego tome volumen, ir agregando el carbón. Es decir primero fuego y luego carbón.

Puede que sea mejor que en lugar de hacer un bollo con el papel, se le de forma de “mechas”, retorciéndolo y enroscándolo, con lo que se lograría una combustión del papel más lenta.

 

Prender el carbón, construyendo alrededor de una botella la pila en forma de volcán y ayudándose para prenderla con aceite

 

Colocar una botella en el medio y a su alrededor, el carbón.

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Una vez armada la montaña, la botella es retirada  quedando  el centro vacío.

A continuación, se hace una especie de tubo con papel de diario y se cierra en un extremo (simplemente se arruga el papel en forma de torniquete).

Luego se le arroja un poco de aceite en su interior (tres/cuatro cucharadas) y se coloca el tubo de papel en el espacio vacío dejado en el centro del carbón.

Se enciende. No hay que soplar, no hay que tocar nada, se enciende solo. No deja malos olores, no genera humo.

 

Prender el carbón, con la ayuda de “cono de papel” y aceite.

 

Se hace con un cono de papel que se coloca con la punta hacia abajo entre los carbones o leña.

Se lo llena con aceite y se enciende la parte superior.

La vela así formada eleva la temperatura en gran medida y tiene gran resistencia en apagarse por viento o lluvia.

 

Prender el carbón, con la ayuda de una mezcla compuesta por azúcar y aceite,

 

Extender dos pedazos de servilleta de papel y colocar en el centro un puñado de azúcar.

Recoger la servilleta y hacer una especie de pozo en el azúcar. Colocar aceite en el centro, hasta que sobrepase el azúcar.

Envolverlo y ponerlo en medio de la montaña de carbón.

Encenderlo. No se apaga, aunque este soplando viento.

 

Prender el carbón dispuesto como una corona.

Se hace con el carbón una corona circular, con un hueco en el centro, los carbones más grandes abajo.

Se coloca papel y maderitas, en el hueco del centro. Si se usa papel de diario, con 4 o 5 será suficiente, la primera en pedazos, tal como viene y las siguientes “retorcidas” para que no se quemen tan rápido. Se prende.

 

Prender el carbón construyendo la pila con el agregado de una botella envuelta en papel.

Doblar varias hojas de diario por la mitad para obtener un pliego rectangular suficientemente grueso.

Sin apretar mucho, envolver (enrollar) una botella o similar artefacto cilíndrico, con el pliego de papel, amarrándolos a la botella hasta cubrirla, de abajo hacia arriba, desde la base hasta el cuello.

Ya envuelta en papel, se lo coloca en posición vertical, al centro de donde se quiere hacer el fuego.

 

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Se colocan los pedazos grandes y medianos del carbón alrededor de la botella y hasta el cuello, construyendo una especie de montaña.

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Se extrae con cuidado la botella, de manera que sólo queden los rollos de papel dispuestos en forma de anillo y el carbón alrededor. Quedará un vacío en el medio de la montaña de carbón.

Agregar un poco de papel en el agujero. Finalmente encendemos el papel en zonas distintas y a medida que se prende, vamos llenado el hueco dejado por la botella con  trozos muy pequeños de carbón. El carbón se prenderá y tendrá suficientemente oxigeno para no apagarse, mientras que calentará uniformemente.

Cuando las llamas se extingan, y si las brasas permanecen fulgurosas, se desparrama la montañita de carbón encendido.

 

Prender el carbón, contando con un “brasero”

Aquellos afortunados que poseen un brasero, se dice que tienen el mundo a sus pies para hacer el asado.

La técnica es similar a la de carbón sobre la parrilla, pero se realiza en un brasero a un costado de la parrilla.

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Habrá humo y hollín, pero a medida que las brasas están listas van cayendo solitas al piso de la parrilla, por el espacio entre las varillas y se puede trabajar cómodamente.

 

Prender el fuego en canasto de “Fuego Uruguayo”

El canasto de fuego Uruguayo es un dispositivo muy interesante.

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Se construye con varillas de hierro de unos 8 mm de diámetro y se hace sobre una de las paredes de la parrilla, ya sea lateral o el fondo.

El canasto de fuego se utiliza para mantener el fuego de apoyo al ya prendido y para el encendido inicial ya que por ser como una rejilla, tiene una circulación de aire muy alta que hace que el carbón alcance el estado de brasa muy rápido.

El verdadero secreto del canasto es encontrar la correcta separación de las varillas para que permita a las brasas caer cuando alcanzan el estado correcto, de este modo lo único que tenemos que hacer es colocar mas carbón en la parte superior y recoger las brasas debajo cada vez que lo requerimos.

 

Prender el carbón con “rulitos” de papel en forma de espiral.

Con papel de diario enrollar “a modo de trenza” papeles enteros de diarios. Mientras más grande el formato del periódico mejor.

“Amarrarlos” formando círculos.

Luego, ponerlos una arriba del otro sobre la base de la parrilla, como si fueran resortes.

 

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El paso siguiente es ir colocando el carbón alrededor de ese “resorte de papel”.

Lo mejor para realizar esta tarea es elegir los trozos de carbón más grandes para que sean los cimientos de este volcán de carbón.

Luego se introduce un trozo de papel encendido por la apertura de la “edificación”, esperando que se prenda y agarre tiraje.

 

Prender el carbón haciendo una “cuevita”.

Armar dos líneas paralelas de carbón en la base, con trozos pequeños de carbón, separadas por unos 15, 20 centímetros.

Colocar las maderitas o leñitas, como si se estuviera construyendo el techo.

Ha quedado una cuevita, debajo del techo.

Colocar el resto del carbón sobre el techo.

En la cuevita ponemos papel de diario.

Por encima de todo lo armado lo acompañamos con más maderitas o leñas en forma de pirámide, toda la vuelta.

Con un solo fósforo suele alcanzar para iniciar el fuego.

Algo similar, se logra usando algún cajón de frutas ….

 

 

Prender el carbón usando papel del baño (toalet)

Es una variante del procedimiento que ya hemos comentado, en el cual empleamos una botella.

Retirar la o las botellas con mucho cuidado para que no se te desarme la montañita de carbón.

Tomar papel del baño (toalet) enrollarlo como 10 vueltas en la mano para realizar un cilindro.

Introduce el cilindro de papel en el hueco que dejo la botella en la montaña de carbón.

Impregna muy bien el papel con aceite vegetal (de cocina) cuidando de no verter demasiado aceite para que el cilindro no pierda su forma. También colocar un poco de aceite a la montaña de carbón.

Dentro del cilindro de papel colocar 2 cucharadas de azúcar, con ello se ayudará a mantener la brasa y modificar el olor del aceite al encenderlo.

Se enciende con fósforo el papel toalet, se va crear un pequeña fogata, entonces con mucho cuidado elegir carbones grandes para terminar de armar la montaña hasta tapar el techo de la misma.

Finalmente va quedar una cavidad dentro de la montaña con la llama encendida. Esta llama difícilmente se extinguirá con rapidez, lo cual ayuda hacer la brasa de los carbones sin necesidad de estar soplando y soplando, que realmente es un fastidio.

 

Prender el carbón, con la ayuda de “panecillos” duro, tipo miñón.

 

Hacer la montaña de carbón.
Se impregna el miñón de pan o el algodón con alcohol. Meterlos entre el carbón. Se lo enciende. Por tener que usar alcohol, no se recomienda.

Hay otras formas de “armar” el carbón para luego facilitar que se prenda. Las comentadas dan una idea .. y recuerde, lo necesario es que se “sostengan” de alguna manera conductos de aire en la pila de carbón .. que no se derrumbe …

 

 

Recomendaciones

Nunca ayude al fuego con combustibles (alcohol, kerosén, gasoil, nafta, cera de los pisos), además de ser peligroso, la carne tomará un sabor muy desagradable

No usar aglomerado o placas hechas con aserrín ya que tienen pegamento y terminan impregnando de un olor químico.

Si se usa papel, no emplear los de tipo satinados

No tirar la bolsa de carbón sobre el fuego existente o prender el carbón dentro de la bolsa, solo logra que quememos plástico, o algún material con el que se confeccionó la bolsa, lo cual no es saludable

Hay que asegurarse que la madera que podemos llegar a usar como pueden ser restos de muebles o tirantes no contengan barnices o pinturas. También tengamos en cuenta su origen porque pueden contener funguicidas.

Recordemos,  que lo que se dice “el fuego mata todo” solo se aplica para las cenizas que quedan luego de que la combustión terminó y lo que se usa para hacer el asado, es material que esta en combustión, por lo que todo lo que suelte va a ir a parar en su mayoría a lo que vamos a comer.

Si se puede, es decir si los espacios lo permite, conviene prender el fuego al costado del sitio donde se colocara la parrilla, e ir acercando la cantidad de brasas necesarias para mantener constante la temperatura.

En todos los casos es más que importante que los trozos de brasa estén correctamente encendidos para minimizar las cantidades de monóxido de carbono que emite; recordemos que lo que estamos asando absorberá una cantidad importante de lo que emane de las brasas.

Previsor: use más carbón que el necesario, es preferible que sobre. Es preferible ese “sobrante” y no quedarse sin fuego mientras se hace el asado. (razonemos, costo carbón adicional vs. riesgo)

 

CUIDADO!!!

. Cuando el carbón está mal curado, ha quedado gas metano dentro de la madera el cual explota al ir quemándose y hará muchas chispas, lo cual puede ocasionar un agujero en la ropa o lo que es peor, quemaduras en la piel u ojos. Así que, mientras se enciende el carbón y hay chisporroteo, conviene tomar un poco de distancia.

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Previendo la insuficiencia de brasa para terminar la cocción, es prudente contar con un fuego secundario, para alimentar así el principal

Cuando el carbón está caliente y para “incentivar” el fuego se lo puede lograr, arrojándole azúcar.

Cualquiera sea el “método” empleado, se deberá mantener “la fogata” aireada, evitando que el carbón quede aprisionado, porque puede llegar a apagarse por falta de oxígeno.

Hemos comentados sobre diversas “metodologías” y cuidados, para prender el carbón. Deben existir muchas otras formas.

 

INTERESANTE y MUY PRÁCTICO.

Recordamos que cuando comentamos sobre los necesarios utensilios mencionamos al “secador de cabello”?

Pues bien, si el procedimiento elegido no alcanza la combustión deseada o si vemos que se demora y hay riesgo que se apague, recomiendo recurrir al “secador de pelo”. Si, sin dudar.

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El viento que despide dirigido a la montaña de carbón a “medio prender”,  reavivará inmediatamente el fuego. Lo recomiendo.

Ahora, llego el momento de preguntarse si las brazas están bien hechas.

¿Cuando sucede esto?

Cuando las llaman se hayan extinguido y el carbón dejo de tener su color negro y este cubierto con una capa delgada de ceniza blanquecina.

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Que tiempo habremos empleado? Algo más de 30 minutos.

Reitero, es importante que se arme un buen stock de brasas. Todo depende de la cantidad de carne, pero es preferible que “sobre”. Se alejara el “miedo” de que finalmente haya que recurrir al horno de la cocina para terminar el asado …..

Las brasas deben ser distribuidas debajo de la parrilla en forma pareja, mientras que se deja una parte al costado para seguir reponiéndolas durante todo el tiempo que dure la cocción y a medida que fuera necesario.

Para grandes parrilladas o de larga duración conviene mantener una reserva de carbón caliente para que no baje la temperatura. Esto se logra colocando carbón en todo el borde externo de la parrilla; cuando se hacen necesarias, se mezclan y prenden más fácilmente que los carbones fríos.

 

Recordemos que al asado no lo hace el fuego, lo hace la brasa, pero ¿y cual debe ser la temperatura?.

 

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